Desde la antigüedad, la sauna siempre ha sido fuente de bienestar, salud y relax.

Las primeras saunas estaban ubicadas en cuevas, y eran calentadas por hogueras en las cuales se colocaban piedras para luego verter el agua. Con el tiempo han ido evolucionando hasta llegar al calefactor eléctrico que es el más común.

El efecto en la piel no sólo es tonificante, sino también cosmético, al eliminar las impurezas de una manera completa y profunda, consiguiendo un brillo y textura en la piel que ningún producto artificial lograría.

El efecto como tonificante muscular, hace de la sauna el complemento ideal para cualquier persona. La sauna es una terapia natural que proporciona descanso y recuperación.